martes, 9 de octubre de 2012

DE INCENDIOS Y FUEGOS ARTIFICIALES

“La espantosa realidad de las cosas. Es mi descubrimiento cotidiano”  Fernando Pessoa, escritor portugués.

Me vengo preguntando hace ya un tiempo si acaso Valparaíso se fue, lo he buscado desesperadamente sin encontrar más que los despojos de una ciudad que no reconozco, en donde diviso apenas algunos últimos vestigios de una ciudad puerto que cada tanto se remata, se incendia y se derrumba. 

Mientras el incendio mataba el clásico teatro Imperio en Valparaíso, el alcalde Castro lanzaba fuegos artificiales en el muelle Pratt. Foto de Barbara de la Fuente.
Quizás Valparaíso está en cada edificio histórico que se quema, en cada ascensor que permanece inmóvil en la cumbre de su estación fantasma, en cada casona o construcción antigua que desaparece tras una cadena comercial. Tengo la sensación que vivimos en una ilusión, que lo que sucedió el lunes 17 de septiembre fue el símbolo más claro de que Valparaíso nos abandonó sin darnos cuenta ante tanta negligencia y maltrato. El incendio del ex Teatro Imperio, edificio declarado Patrimonio, ardía esa fatídica noche de lunes como tantos otros que corrieron la misma suerte. El triste espectáculo de las llamas ardiendo con voracidad en medio de fuertes vientos nos devolvía la triste realidad de Valparaíso mientras Chile entero celebraba las fiestas patrias.  Justo la noche en que el alcalde Jorge Castro daba inicio al show pirotécnico de fuegos artificiales dieciocheros disponiendo para ello de un presupuesto de 40 millones de pesos.

Esta verdadera ironía da cuenta del estado de las cosas en el puerto. Porque estamos, además, en tiempos de plena campaña electoral municipal y vemos con estupor como con la rapidez y la improvisación más burda se pintan fachadas de inmuebles que están en pésimas condiciones estructurales y/o de sistemas eléctricos, como se tapan los hoyos de las calles con tierra, como se instalan máquinas de ejercicios en el borde costero, como se promueve y vende la imagen Valparaíso con las fotos del alcalde ofreciendo todo aquello que no ha logrado solucionar ni gestionar durante su período alcaldicio. Sin el más mínimo pudor ni disimulo.

Han pasado 5 años desde el incendio en calle Serrano y las condiciones del sector siguen siendo lamentables aunque cada tanto se nos avisa de fabulosos proyectos a punto de concretarse en la zona. ¿Qué pasará con el edificio del Teatro Imperio?
El alcalde al llegar al lugar del incendio, después de festejar los fuegos artificiales eso sí, comentó muy afligido que esto era “un verdadero atentado al patrimonio de Valparaíso”, es decir, parece deslizar una sospecha de fuego intencional. Me espanto. Todos sabemos cómo la especulación inmobiliaria está ansiosa por ocupar espacios atractivos en el pequeño plan del puerto, sabemos también la avidez del comercio retail que está, al igual que los boy scout, siempre listos a instalar su horroroso comercio en donde pueda a cualquier costo. Y sabemos también como nuestro alcalde es el promotor más entusiasta de estas iniciativas. Me sigo espantando.

Pero quiero creer porfiadamente que este incendio puede ser una oportunidad para que Valparaíso vuelva, para devolverle dignidad y belleza a un lugar que nunca debió ser ocupado, además, con puestos de bazar. Porque tampoco es cierto que ahí funcionaba una feria artesanal, otro de los miles de eufemismos que nos aquejan, ya que en Valparaíso no existen ferias de artesanías, sólo un comercio de chucherías y baratijas que tienen poblada la ciudad de carpas y comercio ambulante.
Yo no celebré los estampidos ni las luces de estos tristes fuegos artificiales del 17 de Septiembre, más bien cerré los ojos, me tapé los oídos y me imaginé el Teatro Imperio recuperado y restaurado funcionando como teatro, con una galería de fotografía en un costado y con una cafetería y confitería Riquet en su entrada. Es decir, le devolví a ese hermoso edificio patrimonial toda su grandeza y su esplendor en mi desesperada búsqueda de ese Valparaíso que al parecer nos ha dejado.